La importancia de las palabras


 Nosotros los seres humanos tenemos la necesidad de comunicarnos. Una de las herramientas a la que recurrimos para hacer esto posible es la del uso de las palabras. Pero vengo a hablaros de algo que nos influye a todos en nuestro día a día y que muchas veces no somos conscientes de ello. Hablo de la importancia de las palabras.

 Todos tenemos días en los que, por cualquier motivo, le decimos al de al lado algo que le puede molestar, algo sin venir a cuento y que no somos conscientes del daño que podemos ocasionar. Y todo por tener nosotros un mal día (o viceversa). ¿Alguien se acuerda del grupo español de los 90 Viceversa? Cómo lo petaban... Al lío. En el caso de que seas tú el atacado/a, piensa que el problema no lo tienes tú, sino la otra persona, ya que es ella la que tiene el mal día. Ten en cuenta que a mucha gente le pasa que por tener un mal día, o porque algo les haya salido mal, lo pagan con otras personas y casi siempre suele ser con las personas más allegadas. Hay personas que no se responsabilizan de sus propios errores y se hacen creer a ellas mismas que la culpa es del otro u otra.

 Aparte de eso, nos pasa también que por no saber decir "no" nos metemos en berenjenales inconscientemente. Pensamos que por ceder a ciertas cosas, no haremos daño a la otra persona. Si lo pensamos bien, si de verdad no queremos hacer algo o ceder a ciertas cosas, es mejor decir ese "no" por dos razones: la primera, no hacemos perder el tiempo a esa persona... Y la segunda y la más importante: no nos incomodamos en hacer algo que de verdad no queremos hacer. Algo parecido pasa cuando no somos capaces de ir al grano en algún tema en concreto y no nos atrevemos a ser sinceros con esa persona o esas personas. Siempre es mejor ser claro, te lo vas a agradecer a ti mismo y a la otra persona le harás un favor. 

 Todos nos llevamos chascos al ver que alguien que nos prometía algo con palabras resultaba no ser cierto. Que cierta persona nos decía que nos quería y no fue así. Que por no ser claros prefirieron mentirnos. Y así un sin fin de cosas. Todo esto puede pasar en el círculo familiar, de amigos, en el del amor,... No necesites de nadie para que te digan que te quieren; quiérete a ti mismo. Cree en ti mismo y no esperarás nada de nadie. Y si quieres esperar algo, espera hechos.

 Todo está en cómo te tomes tú las palabras de los demás, en la importancia que le des. Tanto si te dicen palabras buenas, como si te dicen palabras no muy agradables. Tú eres el responsable del cómo te puede llegar a afectar. Este es un tema del que se puede escribir mucho más. Es un tema largo y complejo, y soy consciente de que cada uno pone su punto de vista. Si os ha gustado puedo hacer una segunda parte (espero que sea buena, dicen que las segundas partes...).

 Quiero darle las gracias a Gabriel García por haberme ofrecido la oportunidad de colaborar en este blog y, así, dar vida entre los dos a El soñador sin sueños. Es todo un  honor para mí.


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